La habilidad N.° 1 para conversaciones más significativas

Por Leslie Goldman |

Adopte estos cuatro consejos para ser un mejor oyente, porque a veces lo que no se dice tiene mucha más fuerza que lo que se hace.

 

 

 

Mujer madura conversando con amigos en la cena

"Tenemos dos orejas y una boca por una razón, para poder escuchar el doble de lo que hablamos".

A Epicteto, el filósofo griego, y a la jueza Judy, se les ha atribuido el mérito de haber creado una versión de esta cita. Y ambos están en lo cierto.

"Ser un buen oyente no es fácil, pero es una habilidad fundamental que tiene el poder de hacer que otras personas se sientan validadas, desde su cónyuge o un amigo hasta un colega o un padre en la tercera edad", apunta la trabajadora social Barbra London, que tiene una maestría en Trabajo Social, es directora de Experiencia del Cliente en Bayada Home Health Care y experta en temas de geriatría. "A todos nos gusta sentir que se nos escucha".

Pero cuando nos toca escuchar con atención, una larga lista de factores conspira en contra nuestra.

Nuestra cultura ocupada hace que muchas personas estén pensando en silencio en sus tareas pendientes mientras alguien se desahoga contándoles de lo difícil que fue su día; la tecnología nos tienta a revisar nuestras notificaciones push, a pesar de que nuestro ser querido claramente está tratando de llamar nuestra atención. Por otra parte, está el hecho de que la persona promedio espera menos de medio segundo antes de responder a la otra persona en una conversación, según un estudio realizado por investigadores en los Estados Unidos, Alemania y los Países Bajos.

Conclusión: Es posible que no sea uno tan buen oyente como cree serlo.

La buena noticia es que así como uno puede ganar masa muscular con el entrenamiento de fuerza, también puede convertirse en un mejor oyente con las estrategias adecuadas. Resulta inteligente cultivar la confianza y mejorar las relaciones sociales al mostrarle a la otra persona que "entendemos lo que está diciendo, por qué lo dice y por qué eso es importante para esa persona; esto puede ayudarnos a cimentar una relación más fuerte y cercana", dice Amie M. Gordon, Ph.D., profesora asistente de psicología y directora del Laboratorio de Bienestar, Salud y Relaciones Interpersonales (WHIRL) de la Universidad de Michigan.

¿Quiere empezar a escuchar? Siga estos consejos, respaldados por expertos, para fortalecer sus relaciones con cada conversación.

Consejo N.° 1 para escuchar: Escuche con la intención de aprender
London dice que hay tres categorías principales de escucha: La escucha pasiva, la escucha selectiva y la escucha activa.

La pasiva es la más común; se presta atención parcialmente, se asiente con la cabeza de vez en cuando, pero no se está, en verdad, presente. Este es el tipo de escucha en la que muchos de nosotros participamos al charlar con un desconocido en una reunión social.

Después, tenemos la escucha selectiva, que es en gran medida como la escucha pasiva, pero con un filtro especial que lo sintoniza con palabras o frases clave que exigen su atención. Si alguna vez se ha desentendido durante una llamada de Zoom grupal, para luego escuchar activamente cuando mencionan su nombre, entonces ha practicado la escucha selectiva.

La escucha activa es la regla de oro. "Usted muestra interés, hace preguntas y le deja saber a la otra persona, 'Quiero escuchar lo que tienes que decir' ", explica London. El mejor modo de ser un oyente activo es "no tener una agenda para la conversación, escuchar con la intención de aprender y tratar de entender lo que la persona está diciendo, sin asumir que ya lo sabemos".

Un modo de lograrlo es haciendo preguntas abiertas cuando nuestro interlocutor termina de hablar. Por ejemplo:
"¿A qué te referías cuando dijiste…?"
"Vaya, veo que eso realmente te impactó. ¿Puedes abundar un poco sobre…?"

Al decirle a alguien que entre en más detalles, le demuestra que está prestándole toda su atención y que de verdad le interesa lo que está hablando.

Consejo N.° 2 para escuchar: Acepte tranquilamente el silencio
Existe una tendencia a empezar a hablar en cuanto la otra persona se calla. Todos lo hemos hecho alguna vez: Alguien le cuenta algo que le sucedió y la respuesta natural es compartir una historia de algo similar que nos sucedió una vez. London lo llama el fenómeno de "yo también", quiere decir que "a menudo estamos pensando en cuál será nuestra respuesta a lo que alguien está diciendo, en lugar de escuchar y procesarlo".

Esto puede hacer que su interlocutor se sienta ignorado, aunque usted no tenga esa intención.

La solución: Haga una pausa, incluso por unos segundos, antes de responder. "La gente se siente muy incómoda con el silencio, pero el silencio realmente es oro", dice London. "Les da a ambas partes la oportunidad de reflexionar y procesar lo que se acaba de decir. Por otra parte, si espera para responder, por lo general, la persona profundizará aún más en sus pensamientos, lo que puede proporcionar más claridad".

La mayoría de las personas siente la necesidad de llenar cualquier vacío de silencio con una conversación, así que "nos damos prisa y [respondemos]", dice, "perdiendo la oportunidad de profundizar en el significado".

La próxima vez que tenga una conversación sincera con alguien, o incluso una conversación informal, recuerde hacer una pausa cuando la persona termine de hablar y aproveche la oportunidad para pensar en lo que ha dicho. Esta habilidad exige deseo, práctica e intención, pero ganará muchas recompensas al fortalecer sus relaciones e incluso le ayudará en su desarrollo personal, gracias al nuevo significado que sacará de las conversaciones.

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Consejo N.° 3 para escuchar: Repita las palabras de su interlocutor
Imagínese esto: Está cenando en un restaurante con varios amigos o familiares y hace un pedido grande de comida y bebida. En lugar de anotarlo todo, su camarero sonríe mientras usted está hablando y simplemente le dice "lo tengo", antes de irse para poner el pedido. Es posible que tenga dudas de si el camarero captó bien su pedido.

En cambio, si el camarero anota todos los aperitivos, platos principales y bebidas, incluyendo las sustituciones que le pidan, y luego se lo repite todo, es probable que usted se convenza de que le estaba escuchando.

Esta técnica de comunicación, llamada el efecto eco, también puede funcionar en las conversaciones cotidianas, dice Leil Lowndes, autora de Cómo hablar con los demás: 92 pequeños trucos para tener gran éxito en las relaciones . "Repite más o menos las últimas tres palabras que diga la persona. Al escucharle pronunciar sus palabras, se crea una comunicación subliminal, haciéndoles sentir como si estuviera compartiendo la experiencia de ellos".

Lowndes agrega que al usar un ligero tono de interrogación, puede alentarlos sutilmente a seguir hablando. Es decir, si la otra persona dice: "Vi un programa excelente el otro día", usted podría responderle: "Oh, sí ¿un programa muy bueno? Cuéntame."

Un estudio publicado en el Journal of Language and Social Psychology determinó que este tipo de repetición del lenguaje puede fomentar la conexión social y una sensación de seguridad. (Y realmente funciona con los camareros en los restaurantes; un estudio de International Journal of Hospitality Management determinó que las camareras que "imitaban verbalmente" los pedidos de los clientes tenían más probabilidades de recibir propinas más altas).

Consejo N.° 4 para escuchar: Acepte tranquilamente el silencio
Hasta un 65 por ciento de la comunicación es no verbal, dice London. Las palabras importan, por supuesto, pero el lenguaje corporal también cuenta. Al hacer contacto visual y asentir e inclinar la cabeza, comunicamos interés y atención.

Lowndes recomienda igualar el estado de ánimo de la otra persona hablando a su misma velocidad. "Si están entusiasmados con algo, hable usted también con entusiasmo. Si se muestran relajados, relájese usted también", agrega.

Hay otras formas de utilizar el lenguaje corporal para transmitir una escucha activa, como descruzar los brazos y las piernas e inclinarse hacia la otra persona, en lugar de separarse de ella. Estas actitudes demuestran que usted es receptivo a las ideas de las otras personas", según la organización internacional sin fines de lucro Global Listening Center.

Inclinarse hacia atrás, por otro lado, puede indicar negatividad o falta de interés, al igual que revisar los mensajes en el celular o mirar su reloj.

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